“Pero pregunta a las bestias y te instruirán;
a las aves del cielo, y te informarán;
habla con la tierra y te enseñará;
te lo contarán los peces del mar.
¿Quién no sabe entre todos ellos
que la mano del Señor lo ha hecho todo?
De él depende la vida de los seres,
el aliento de todo ser humano”
(Job 12, 7-10).
En estas frases líricas, el libro de Job exhorta a la persona humana a estar abierta y lista para aprender de los animales, de las aves, de los peces, y de hecho, de la propia tierra. Es un pasaje que resuena en las personas de buena voluntad, y especialmente en aquellas que han sido tocadas por la maravillosa riqueza de la tradición franciscana.
El subsidio que estás a punto de leer es también una exhortación a permanecer abiertos al mundo que nos rodea, para escuchar con atención a todas las criaturas que habitan este pequeño planeta, nuestra casa común. Surge de una preocupación urgente por el Clamor de la Tierra y el Grito de los Pobres que no son tenidos en cuenta y que, como franciscanos, debemos escuchar siendo colaboradores en el diálogo, ofreciendo nuestra contribución específica para la curación de nuestro mundo y de las personas que en él viven.
Este breve documento tiene sus raíces en las tradiciones bíblica y Franciscana y, también expresa intencionadamente esa misma tradición en colaboración con la Ciencia contemporánea.
Este es el deseo expreso del Capítulo general1 2015, que pidió una Guía de Estudio sobre el cuidado de la creación que tenga un fundamento científico, bíblico, eclesial y Franciscano. La teología y la ciencia son dos perspectivas diferentes que juntas nos permiten ver el universo en su profundidad tridimensional. Como dice el rabino Jonathan Sacks: “La Ciencia es la búsqueda de la explicación. La Religión es la búsqueda de sentido”2 . Los Franciscanos debemos participar de manera inteligente con todas las ciencias con el fin de complementar nuestros propios puntos de vista.
Conjuntamente con los anteriores Documentos de la Iglesia y de la Orden - particularmente con Laudato si’ - este opúsculo tiene como objetivo proporcionar una orientación para que nuestras Entidades y todos ustedes, mis hermanos, puedan ser capaces de responder a los desafíos ecológicos de nuestro tiempo3 . Quiero hacer hincapié en este aspecto particular de nuestro compromiso franciscano en el mundo. Inspirados por el ejemplo de san Francisco, los Hermanos Menores estamos llamados a “obrar” de tal manera que podamos comprender más profundamente los gritos del pueblo de Dios, el clamor de la creación de Dios. Estamos invitados a través de nuestras acciones a transformarnos en místicos, en hombres de fe capaces de percibir la belleza y la maravilla de la obra de Dios en la vida de nuestros hermanos y hermanas, y en todos los seres vivientes, todos creados para participar juntos en dar gloria a Dios y en ofrecer un servicio de amor y cuidado mutuo. Exhorto a todos los que usaran este subsidio a reevaluar su forma de percibir y de actuar, y a reestructurar su estilo de vida con el fin de permitir que el Espíritu de Dios modele dentro de cada uno de nosotros una “visión ecológica integral” que abarque todo, en caridad y justicia. Para que le permitamos a Dios que obre el maravilloso misterio 1 Hacia las periferias con la alegría del Evangelio, Capítulo general 2015, decisión 10. 2 The Great Partnership. God, Science and the Search for Meaning, 2011. 3 Ibid. El Clamor de la Tierra y el Grito de los Pobres 5 de amor y misericordia dentro de nosotros a fin que podamos eliminar los obstáculos que nos hacen sordos al Clamor de la Tierra y el Grito de los pobres. Urge nuestra respuesta. La humanidad y el planeta no pueden esperar más. ¡Tenemos que actuar ahora!
“Comencemos hermanos a servir y hacer el bien, porque hasta ahora poco o nada hemos adelantado”.
Roma, 25 de julio de 2016
Fiesta del Apóstol Santiago
Fr. Michael Anthony Perry,
OFM Ministro generale y siervo