Horarios de las eucaristías
Días laborables:
9 de la mañana / 8 de la tarde
Vísperas de domingo y fiestas:
9 de la mañana / 8 de la tarde
Domingos y festivos:
Mañana: 9, 10, 12 y 13
Tarde: 19 y 20
Año 2024
Para más información sobre los cursillos prematrimoniales que se impartirán en el año 2024, seguir leyendo:
JUNIO 2024: - COMPLETO-
Día: 15
Hora: 10 mañana - 8 tarde
Lugar: Iglesia de San Francisco
JUNIO 2024:
Día: 29
Hora: 10 mañana - 8 tarde
Lugar: Iglesia de San Francisco
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Ejercicios Espirituales para laicos
Año 2024
Febrero 2024
Días: Del 26 febrero (lunes, 8 tarde) - 29 de febrero (jueves, después del almuerzo)
Lugar: Casa de Espiritualidad Santa María de Regla. Chipiona
Dirige los ejercicios: Severino Calderón Martínez, ofm
Contactar: José Luis Gavarrón Atienza, ofm (649 85 47 77)
Paseo Costa de Luz, 91
11550 Chipiona, Cádiz
-Tel.:956 370 989
-Móvil: 642 024 050
-Correo E: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Celebraciones penitenciales
2023
"dejáos reconciliar por Dios"
26 Mayo: VISPERAS DE PENTECOSTÉS.
30 Junio: COMIENZO DEL VERANO
06 Octubre: COMIENZO DEL CURSO.
23 Noviembre: VISPERAS DE CRISTO REY.
22 Diciembre: VISPERAS DE NAVIDAD.
Carta de Pascua 2024
VIVAMOS LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
De las heridas renace la Vida
Queridos/as amigos/as: paz y bien.
La Pascua es un tiempo privilegiado de gracia y de alegría en Jesucristo resucitado. Es un tiempo de renovación espiritual, aceptando y cumpliendo la Alianza de Amor con la humanidad, abriéndonos a los valores del Reino plenificado en el Resucitado.
Llevando nuestras vidas a la montaña santa, a la Pascua de la LUZ,
viviremos el gran Proyecto de las Bienaventuranzas,
como el gran horizonte que inspirará
para hacer el Proyecto de vida y misión,
que nos hará vivir en clave de resucitados.
Caminamos ligeros de equipaje y siempre dispuestos a levantar la tienda, como quien supera el desierto de las inclemencias, porque Dios va con nosotros y la luz de la Pascua ilumina nuestro peregrinar como discípulos. El Resucitado nos invita a ser templos vivos, purificados ya de nuestros egoísmos y apoyándonos en la fe cristiana, con la fuerza del Espíritu que hace nuevas todas las cosas. El Resucitado nos ha salvado y liberado, y nos invita a que aceptemos la luz que nos salva y nos convierte en testigos de una luz que enciende e ilumina a otros.
El Señor —que no quiere la muerte del pecador, sino que este se convierta y viva (cf. Ez 33,11)— nos abre a la Nueva Alianza de Amor que se ha inaugurado en la Pascua, simbolizado en el fuego, que ha iluminado la noche; entramos en la oscuridad deseando la luz y con sed: «De noche iremos, de noche, / […] / que para encontrar la fuente / solo la sed nos alumbra» (Luis Rosales).
Nuestra tarea será ponernos al servicio, amando sin medida a los hermanos y especialmente a los más pequeños (en minoridad); viviendo de la vida del Resucitado, que ha comunicado Vida a toda su obra creadora: «… y vio que todo era bueno» (cf. Gn 1). Se trata de que vivamos en clave fraterna, en tiempos de fraternidades en la intemperie, creando vínculos que nos cuiden y hagan de nuestras casas un hospital de campaña (Luis Aranguren Gonzalo), cuidando lugares de «ethos» compartidos. («Un “ethos” es el espíritu que permea a un grupo social, un conjunto de actitudes y valores, de hábitos arraigados en el grupo» [Danilo Guzmán]).
De las heridas renace la Vida
La entrega de Jesús es un acto de AMOR; la conversión del poder, de la pasividad, de la desilusión, es una conversión de Amor. Por eso la certeza de la resurrección no se basa en el hecho de la tumba vacía, sino en la buena noticia del ángel: «ha resucitado» (cf. Lc 24,6). Por eso ahora nos toca vivir todo el proceso que hemos seguido en el tiempo cuaresmal: mirar, descubrir, decrecer, orar, sembrar, servir y amar hasta el extremo.
Solo con la luz del Resucitado nos veremos plenos de alegría. Desde la realidad que nos toca vivir, como comunidad de hermanos y hermanas, celebramos con gozo el Gran Misterio de la Pascua. Semana tras semana, nos reunimos en la Eucaristía dominical, un acontecimiento que celebra la victoria de Cristo en su muerte y resurrección; por eso ningún domingo sin Eucaristía, como el gran capital que nos abre a la cultura del amor, del servicio y cuidado de todos y de todo. De ahí que los que nos vean se sorprendan diciendo: «Mirad cómo se aman», como se asegura en los Hechos de los Apóstoles. Aprendamos este arte de vivir desde una utopía esperanzada, porque nuestra vida tiene un sentido de relación y de servicio a los demás y, eso, canaliza suficientemente las expectativas de esta vida, hasta que lleguemos «a los cielos nuevos y la tierra nueva» (cf. Ap 21,1).
No es el sufrimiento de Jesús el que nos salva, sino el amor con el que vivió el sufrimiento.
Recordamos a Francisco de Asís recibiendo la gracia de los estigmas, hace 800 años (1224-2024), que son manifestación de las señales de la crucifixión del Señor y que, desde entonces, tuvo el don de vivirlas en su propio cuerpo. Para Francisco la vida se sitúa más allá de la sabiduría, la riqueza y los honores; y se encuentra en llevar a cuestas diariamente la santa cruz de Señor (cf. Lc 14,27) y, desde ahí, canta agradecido las loas y las Alabanzas al Dios altísimo en este tono: «tú eres el Bien, el todo Bien, el sumo Bien». Para Francisco la vida es bella y bondadosa y la cruz no vence, sino que es el Dios de la Vida quien se recrea en Jesús. Y también canta el Himno al Hermano Sol (Cántico de las Criaturas).
Como Tomás estamos invitados a entrar en nuestras heridas y reconocer en ella la presencia de Dios, que nos llama a una Vida renovada (cf. Jn 20,25-30).
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